sábado, 7 de diciembre de 2019

Releyendo textos pasados...


Esto lo escribí el 11 de Septiembre de 2016. Hoy vuelvo a leerlo y recuperarlo para otro proyecto:

'Soy insensible a todo.
Todo me da exactamente igual.

Veo caer las torres gemelas de nuevo y ya no me produce nada, mueren personas asesinadas en París y no me importa, sigue muriendo gente en Siria, Palestina, Africa... Y me la suda.

Y algo que nunca me había fallado era el AMOR, siempre me sorprendía, me elevaba, me hundía, me enfermaba. Ahora me da exactamente lo mismo.

Creo que he aceptado que no sirvo para ser amado, sí para amar, pero no para ser amado.

Y siento auténtico terror cuando miro atrás, veo como antes era amado, como me amaban y amaba.
Ahora ya no importa.

Siento como si fuera una persona defectuosa, como si se me hubiera caído la última pieza que me hacía sentir.

Solo quiero leer, leer, leer.
Ni tan siquiera me interesa escribir tanto como antes. ¿Para qué? ¿Por qué? Nunca voy a estar a la altura.

La gente me aburre y me sigo rodeando de las mismas personas que cada vez me importan menos y se me hacen más insufrible e insoportables.

Lo ya conocido ya ha desvelado su suciedad por completo, y lo que me queda por conocer no me aporta absolutamente nada, se repiten patrones de estupidez, de bajeza, de moralidad absurda, de ética ridícula.

Supongo que ya crucé la línea, esa línea inexplicable sin retorno.
Donde hay soledad amada, ahora es cuando la amo de verdad, cuando la admiro, cuando la demando, y también la odio porque se ha adherido a cada centímetro de mi persona y mi lugar, y la gente que viene a mover esos cimiento solitarios se encuentra con una barrera infranqueable e invisible.

Es como si quisiera gritar:
¡DEJADME EN PAZ!
A la vez que reclamo:
¡AMOR, AMOR, AMOR!

Ni tan siquiera recuerdo que era el AMOR, solo me queda la imagen de lo que leo, pero dentro de mi se fue eso tan bello, lo que me elevaba al cielo y me sumergía en el infierno.

Ahora me queda la tierra como purgatorio.'

No sé qué pensar sobre todo esto. 

Creo que en parte he perdido ese miedo a AMAR, o quizás he perdido el miedo al dolor, al abandono. Sigo saltando sin paracaídas, pero intento que el salto sea grupal al menos. Ahora puedo vivir eso tan bello, puedo elevarme y sumergirme sin temblar tanto como antes, aunque el miedo no haya desaparecido quizás he aprendido a manejarlo de alguna manera. 

Quizás esa pieza que pensé que me faltaba, no es que no la tuviera si no que tenía una diferente, algo diverso y no por ello menos válido. 

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