Volvía de salir. Es decir, de hacer lo que todo el mundo hace hoy en día, beber hasta poder encontrarle algún sentido a la música insoportable, y sobre todo, a esa gente de la "noche" aún más insoportable.
En "La Caixa" de mi calle, dos mendigos habían montado su nido de amor. Los he contemplado durante un largo rato. Tenían cara de cansancio pero de placer al poder dormir calentitos y juntos.
Ellos, en ese momento, eran felices.
Esta noche solo deseaban dormir calientes y abrazados.
Nosotros seguimos pidiendo más a la vida, es decir, seguimos buscando la PUTA FELICIDAD.
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