sábado, 16 de enero de 2010

Últimos apuntes de "La Náusea" (II)...

"Era un rey que había perdido una batalla y había caído prisionero. Estaba en un rincón, en el campo vencedor.  Ve pasar a su hijo y a su hija encadenados. No llora, no dice nada. Después ve pasar, encadenado también, a uno de sus servidores. Entonces empieza a gemir y arrancarse los cabellos. Tú mismo puedes inventar ejemplos. ¿Ves?, hay casos en que no se debe llorar, si no, uno es inmundo. Pero si dejas caer un leño en tu pie, puedes hacer lo que quieras; gimotear, llorar, saltar sobre el otro pie. Lo estúpido sería mantenerse todo el tiempo estoico; sería agotarse para nada."

"La primera vez que te besé estaba sentada sobre unas ortigas; se me había levantado el vestido, tenía los muslos llenos de pinchazos y al menor movimiento, nuevos pinchazos. Bueno, allí no hubiera bastado el estoicismo. Tú no me turbabas nada, no sentía un deseo particular por tus labios; el beso que iba a darte era de una importancia mucho mayor, era un compromiso, un pacto. Entonces ¿comprendes?, el dolor resultaba impertinente, no me era permitido pensar en mis muslos en un momento como aquél. No bastaba ocultar mi padecimiento; era preciso no padecer."

La Náusea de Jean-Paul Sartre.

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