Esto lo escribí el 11 de Septiembre de 2016. Hoy vuelvo a leerlo y recuperarlo para otro proyecto:
'Soy
insensible a todo.
Todo
me da exactamente igual.
Veo
caer las torres gemelas de nuevo y ya no me produce nada, mueren
personas asesinadas en París y no me importa, sigue muriendo gente
en Siria, Palestina, Africa... Y me la suda.
Y
algo que nunca me había fallado era el AMOR, siempre me sorprendía,
me elevaba, me hundía, me enfermaba. Ahora me da exactamente lo
mismo.
Creo
que he aceptado que no sirvo para ser amado, sí para amar, pero no
para ser amado.
Y
siento auténtico terror cuando miro atrás, veo como antes era
amado, como me amaban y amaba.
Ahora
ya no importa.
Siento
como si fuera una persona defectuosa, como si se me hubiera caído la
última pieza que me hacía sentir.
Solo
quiero leer, leer, leer.
Ni
tan siquiera me interesa escribir tanto como antes. ¿Para qué? ¿Por
qué? Nunca voy a estar a la altura.
La
gente me aburre y me sigo rodeando de las mismas personas que cada
vez me importan menos y se me hacen más insufrible e insoportables.
Lo
ya conocido ya ha desvelado su suciedad por completo, y lo que me
queda por conocer no me aporta absolutamente nada, se repiten
patrones de estupidez, de bajeza, de moralidad absurda, de ética
ridícula.
Supongo
que ya crucé la línea, esa línea inexplicable sin retorno.
Donde
hay soledad amada, ahora es cuando la amo de verdad, cuando la
admiro, cuando la demando, y también la odio porque se ha adherido a
cada centímetro de mi persona y mi lugar, y la gente que viene a
mover esos cimiento solitarios se encuentra con una barrera
infranqueable e invisible.
Es
como si quisiera gritar:
¡DEJADME
EN PAZ!
A
la vez que reclamo:
¡AMOR,
AMOR, AMOR!
Ni
tan siquiera recuerdo que era el AMOR, solo me queda la imagen de lo
que leo, pero dentro de mi se fue eso tan bello, lo que me elevaba al
cielo y me sumergía en el infierno.
Ahora
me queda la tierra como purgatorio.'
No sé qué pensar sobre todo esto.
Creo que en parte he perdido ese miedo a AMAR, o quizás he perdido el miedo al dolor, al abandono. Sigo saltando sin paracaídas, pero intento que el salto sea grupal al menos. Ahora puedo vivir eso tan bello, puedo elevarme y sumergirme sin temblar tanto como antes, aunque el miedo no haya desaparecido quizás he aprendido a manejarlo de alguna manera.
Quizás esa pieza que pensé que me faltaba, no es que no la tuviera si no que tenía una diferente, algo diverso y no por ello menos válido.