Lloramos a los muertos como si ellos sintieran la muerte, pero los muertos están en paz. El dolor que no tiene igual, el sentimiento ininterrumpido de la aniquilación total se produce cuando nuestra vida pierde su significado de esta forma, cuando el corazón se dice: tienes que morir y nada quedará de ti; no has plantado flor ninguna, ni construido ninguna cabaña que te permitan decir: dejo un rastro de mí en la tierra. ¡Ay!, ¡y el alma puede seguir siempre colmada de deseo, a pesar de toda esta desesperación!
Hiperión o el eremita en Grecia. Friedrich Hölderlin
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